viernes, 29 de junio de 2018

ROMPER EL SILENCIO


                                       
Cuando era niña sufrí abusos sexuales por parte de dos personas (que yo recuerde), lo que me convirtió primero en víctima y, más adelante, en superviviente de violencia sexual.

Esa es la palabra que utilizo para referirme a mí, porque una vez finalizaron los abusos –y por tanto cuando ya dejé de ser víctima de dicho delito- pasé años intentando sobrevivir a las secuelas que esas agresiones dejaron en mi mente, a pesar de que la inmensa mayoría de veces ni siquiera sabía que lo estaba haciendo. Sentía que dentro de mí todo estaba seco, yermo, congelado… pero que nada de eso tenía que ver con los abusos, ya que estaba firmemente convencida de que yo era una persona mediocre, rara e insignificante, y que no había otra razón que justificase mi apatía y mis miedos. Era tanto el desconocimiento que yo misma tenía sobre abusos infantiles que cuando fui consciente de que los había vivido seguí sin comprender el daño que me habían causado, a pesar de que me destrozaron por dentro desde niña.

La verdad es que las secuelas que dejan los abusos sexuales en la infancia son muchas y muy variadas, pero en mi caso podrían resumirse en baja autoestima, inseguridad, poca ilusión por la vida, miedo al futuro, el sentimiento de que no merecía nada bueno que me pudiera pasar y también la sensación de llevar una marca en la frente que me apartaba de la normalidad. Porque si algo tenía claro es que yo era diferente al resto de personas que me rodeaban: yo estaba sucia y ellas no. Yo era estúpida y ellas no. Yo no valía nada y ellas en cambio se merecían lo mejor. Yo tenía el futuro escrito: iba a ser infeliz toda la vida. Ellas en cambio sí podían aspirar a una vida feliz, acompañadas de personas que las quisieran por lo que eran y no por lo que fingían ser, seguras de sí mismas y sabedoras de que merecían amarse y respetarse.

Tardé mucho en empezar a entender que yo también era un ser humano como los demás, y no la mujer asquerosa que creía fervientemente que era. Sin embargo ahora sé que soy una superviviente, alguien que tiene muy claro que está herida pero que lucha día a día por recuperarse de su dolor. Y no tengo idea de qué me espera en un futuro pero ya no vivo con miedo a que mis esfuerzos por sentirme satisfecha con mi vida salgan mal, como me pasaba antes, ya no pienso que acabaré fracasando sí o sí en mi lucha por aceptarme a mí misma como soy ni me siento morir por eso.

Así que aprovechando que ahora me considero capaz de mirar a la cara a mis terrores y enfrentarlos me he decidido a compartir mi experiencia a través de este especio. El blog que estáis observando pretende ser una herramienta para que otros supervivientes se sientan acompañados, pero también para que quienes nunca han sufrido abusos sexuales en la infancia puedan entender qué se nos pasa por la cabeza a quienes hemos transitado por esta experiencia, cómo vivimos, contra qué luchamos, pero también cuál es la realidad que se esconde detrás de los abusos sexuales en la infancia.

Porque por cada menor abusado existe una familia que guarda silencio o que no está preparada para detectar las señales que ese abuso a dejado en su hijo/a, pero también existe un agresor que –según las estadísticas- habrá utilizado sexualmente a nueve niños de media antes de que alguien le descubra. Y en gran parte esta situación es posible gracias a los mitos, los tabús, al secretismo y al recelo con que envolvemos los abusos en la infancia. En los últimos años con las agresiones sexuales cometidas por miembros de la Iglesia Católica en todo el mundo o con casos particulares como el de Los Maristas en España se ha empezado a hablar un poco más sobre ese tema, pero todo ello es sólo la punta del iceberg. Se considera que un 25% de niñas y un 15% de niños sufren abusos sexuales antes de cumplir dieciocho años. Y en la mayoría de casos el agresor es alguien conocido para las víctimas, incluso un familiar.

En realidad las cifras son demoledoras, pero no sólo para quienes las leen sin tener ningún conocimiento del tema, sino sobre todo y principalmente para aquellas personas que las han sufrido en propia carne. Es por eso que con mi blog persigo tres finalidades: apoyar de alguna manera a víctimas y supervivientes, visibilizar los abusos sexuales infantiles para los lectores que no tengan información sobre sus características, y finalmente ofrecer datos que ayuden a prevenir futuros casos.

Si has sufrido abusos en la infancia espero que mis palabras aporten un poco de paz a tu realidad. Si en cambio no te ha pasado gracias por quedarte a leerme, ya que no debemos olvidar que según las cifras todos conocemos a alguna víctima o superviviente, y no me cabe duda de que con este gesto accederás a información que puede serte muy valiosa si un día alguno de tus conocidos, amigos, familiares… se atreve a contarte que sufrió abusos sexuales en la infancia. Y aunque no te lo cuenten de primeras, puede que saber de tu interés por el tema les ayude a abrirse más adelante.

Así pues sois todos bienvenidos, siempre y cuando tengáis intención de aprender y compartir. Lo que escriba en este espacio se basará en mi experiencia y en lo que he ido descubriendo a través de la lectura de material sobre abusos sexuales en la infancia, conversaciones con profesionales informados sobre el asunto y el contacto con otros supervivientes. Por supuesto no habrá nombres, datos ni vivencias ajenas reflejadas en este blog. Sólo hablaré de las mías, pero sí que incluiré todos aquellos rasgos genéricos en víctimas o supervivientes de los que haya tenido conocimiento en estos años. En resumen: todo será anónimo, pero todo será real.

Mi deseo es que podáis acceder a información de primera mano sobre esta lacra que son los abusos sexuales en la infancia. Porque los menores que los sufren no los superan cuando las agresiones terminan a menos que reciban el apoyo de sus familiares y la ayuda de un buen profesional en el tema. Al contrario, si nadie los ayuda, si nadie los cree, si nadie se pone de su parte se convertirán en adultos que el día de mañana arrastrarán graves secuelas psicológicas que les impedirán hacer una vida plena y feliz. Por esta razón es tan importante estar informados. Y en eso creo humildemente que puedo ayudar aunque sólo sea un poco.




6 comentarios:

  1. Suerte en tu nueva andadura. Te seguiremos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Némesis. Valoro mucho tu punto de vista :*

      Eliminar
  2. Enhorabuena por atreverte a romper el silencio tan a lo grande y por tus ganas de informar y ayudar. Muchísima suerte en esta nueva andadura!

    ResponderEliminar
  3. Hola,

    Enhorabuena por la iniciativa. Personalmente, agradezco mucho los blogs divulgativos.

    Como sabes, soy docente, y me gustaría saber si piensas hacer alguna entrada sobre cómo lo viviste de niña, que cambios sufriste, cuales crees que se podían haber detectado... Creo que un relato en primera persona puede ayudarnos al profesorado a detectar señales de alarma.

    Gracias!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mil gracias, Drama Queen. Sí, tengo pensado escribir una entrada como la que dices, sólo que ahora mismo tengo muchas ideas y necesito dosificarlas. Pero en un futuro publicaré una entrada como la que dices tú :)

      Eliminar