Hace poco, tuve un debate con una
compañera de ForoGAM (el espacio virtual de ayuda mutua para supervivientes ASI
en el que participo) a propósito de un vídeo que, haciendo una comparativa
sobre obligar a una persona a beber té, intenta explicar lo que es el
consentimiento en el sexo. La otra superviviente y yo hablábamos sobre si de
verdad es necesario explicar en qué se diferencia una violación de una relación
íntima o si, por contra, todos sabemos que agredir sexualmente a alguien se
trata de un delito.
Mi conclusión ha sido la siguiente: “Sí, a todos se nos dice que violar está mal... pero
mucha gente tiene en mente que una violación es cuando un tipo agarra a una
mujer, ella forcejea con todas sus fuerzas, él la reduce mediante golpes y
violencia, y entonces la penetra mientras la chica sigue gritando, forcejeando
y diciendo "no". Cualquier cosa que se salga de ahí (incluidos los
ASI), por desgracia, sigue causando dudas.
De boquilla todo el mundo odia la
violación y cree que habría que colgar de un pino a los violadores después de
cortarles los testículos y el pene. A la práctica, cuando escarbas un poco, ves
que muchas de esas personas justifican las violaciones y hasta insultan a las
víctimas si la agresión no ha tenido lugar a manos de un hombre violento sobre
una mujercita sobria y recatada que se ha resistido de forma clara y
contundente.”
Me encantaría, de corazón, opinar
otra cosa, pero mi experiencia me lo impide. Creo que es mucha la hipocresía
social que rodea las agresiones sexuales, y ya no hablemos cuando se trata de
ASI, ¿El motivo? A mi juicio hay varios, pero uno de ellos es que
desgraciadamente, muchísima gente de nuestro entorno desconoce en qué consiste
exactamente una agresión sexual, o, dicho de otra forma, la definición que tienen
en mente de este delito es sesgada, porque sólo reconocen una violación cuando
se da bajo determinadas circunstancias, las que nos ha vendido el imaginario
colectivo. Pero esa es solo la punta del iceberg.
Por supuesto que muchas personas
son violadas mientras las amenazan con un arma, o que reciben una golpiza
cuando intentan defenderse. Y también las hay que gritan, piden ayuda o hacen
el intento de escapar. Sin embargo, muchísimas otras veces no hay pistolas,
cuchillos, o palizas. Ni la víctima puede resistirse hasta el límite de sus
fuerzas. A veces ésta tiene miedo, o se bloquea, o decide no poner
su vida en riesgo y se limita a apretar los dientes mientras llora y ruega que
todo termine. O no puede hacer nada de todo eso, porque está inconsciente o
demasiado borracha para darse cuenta de lo que le están haciendo. Pero si el
acto se consuma sin que una de las dos partes lo desee, también podemos –y
debemos- hablar de agresión sexual. Porque al fin y al cabo lo que ocurre es
que la voluntad de una persona en relación a su propia sexualidad queda
anulada. Su cuerpo es utilizado para algo que ella no quiere hacer, y en eso
siempre existe violencia.
Sin embargo, opino que una de las
principales razones que nos dificulta verlo es que nos hemos criado, por un
lado, con la creencia machista de que no hay que creer en demasía a una mujer o
a un menor que denuncia violencia sexual, cuando en realidad es al contrario:
la mayoría de víctimas nunca denuncian, y si hacen pública su experiencia, es
años o décadas después de los hechos. Por cada víctima que denuncia hay varias
que no se sienten preparadas para hacerlo. Vayamos sumando. Asimismo, observo
que, aunque muchas personas no sean conscientes, en el fondo una parte
importante de la población sigue pensando –tal vez menos que en el pasado, eso
sí- que en el caso de las mujeres debemos darnos a respetar para no ser
agredidas, que con nuestra actitud podemos evitar o facilitar abusos sexuales.
Lo creo porque he oído decir
demasiadas veces cosas como “luego que no se queje si le pasa algo” (vamos, si
la violan) ante una mujer que llevaba una vida sexual activa, o que salía mucho
de fiesta, o que vestía muy sexy, o que coqueteaba con varios hombres. Como
también he oído decir más a menudo de lo que me habría gustado (y creo que
escucharlo una sola vez ya es excesivo) perlas como “los hombres no pueden
parar cuando están en pleno acto sexual, aunque quieran su deseo es tan fuerte
que les nubla la razón”, o “¿Para qué tuvo ella tres citas con ese hombre, si
luego no quiso acostarse con él? ¿A qué juega?”, o “Sólo tenía que decir que
no, si guardó silencio que ahora no se lamente”, o “Lo que deben hacer las
mujeres es darse a respetar”, o “Sí, bueno, no está bien que ese chico te haya
metido mano mientras estabas borracha o dormida, pero ya sabes que los tíos son
así, no hagas caso. En el fondo quizás lo que ocurre es que le gustas y no
sabía cómo decírtelo”. Son sólo algunos ejemplos pero seguro que a todos se nos
ocurren más frases como estas. Todas y cada una de ellas están destinadas a
abonar el terreno cuando un violador cometa una agresión sexual, para que poco
a poco y a costa de oír decir siempre lo mismo acabemos alienándonos y
normalizando uno de los tipos de violencia más extendidos contra mujeres y
menores de edad. Quizás cuando las pronunciamos no somos conscientes, pero cada
vez que lo hacemos, un violador da palmas con las orejas. O al menos las daría
si estuviera delante.
También lo pienso porque cuando
escucho hablar de la existencia de denuncias falsas es por el mismo tipo de
delito: violaciones, malos tratos o abusos sexuales en la infancia. Creo que
para la mayoría de nosotros esas dos palabras (“denuncia falsa”) inmediatamente
nos llevan a pensar en delitos donde las víctimas mayoritariamente son mujeres
o niños, sin que haga falta que nos lo especifiquen. Lo tenemos asociado. No
obstante, las estadísticas señalan que existen más denuncias fraudulentas por
robo que por cualquier otro delito, pero cuando las personas sufrimos un robo y
lo contamos, nuestros interlocutores no acostumbran a pensar que estamos
mintiendo para cobrar el seguro, ni nos dicen que antes de denunciar nos
aseguremos bien de que es verdad que nos han robado, porque a lo mejor el
presunto ladrón sólo nos estaba gastando una broma pero nosotros hemos
malinterpretado los hechos y le hemos dado nuestra cartera por voluntad propia,
y claro, el pobre a lo mejor tiene hijos que sufrirían lo indecible si acaba en
la cárcel y al fin y al cabo un error lo puede cometer cualquiera. No lo dicen
porque al 99% de la población le parecería absurdo y hasta demencial este
argumento… siempre que vaya dirigido a un caco y no a un violador, porque
entonces el porcentaje baja bastante.
Sin embargo, los números caen por
su propio peso: si cada pocas horas se denuncia una violación en España y si la mayoría de agresiones sexuales no son denunciadas, si 1 de
cada 5 menores sufre ASI y el 80% de casos son
dentro del seno familiar (y todos estos datos son sólo los que conocemos)… toca
hacer cálculos. Y entonces vemos que algo no cuadra: con estos datos es
evidente que todos conocemos a varias personas que han sufrido violencia
sexual, ya sea en la infancia o en la edad adulta, aunque no nos lo hayan
dicho.
Pero a pesar de que cada uno de
nosotros, por pura estadística, compartimos tiempo, afectos y vida sin saberlo
con varios supervivientes de violencia sexual, seguimos sin estar bien educados
al respecto. Continuamos sin saber a qué debemos llamar agresión sexual, cómo
afecta a la víctima, qué mecanismos llevan a un agresor a cometer violaciones,
qué consecuencias deja, de qué forma debemos actuar cuando alguien nos cuenta
que las ha sufrido, o cómo podemos educar a nuestra infancia y adolescencia
para prevenir la violencia sexual (y no es diciéndole a las jovencitas que no
beban o no usen minifalda)… en definitiva, desconocemos demasiadas cosas,
y eso no sólo nos perjudica individualmente a las víctimas, sino
también de forma colectiva. Porque como ya dije en una entrada anterior, al fin
y al cabo la mejor arma para un agresor es una sociedad que no tiene claro
dónde están sus límites. Y por desgracia en ese sentido seguimos siendo
herederos de las creencias más retrógradas.
(Vídeo sobre consentimiento sexual que menciono en esta entrada: https://www.youtube.com/watch?v=E4WTnJCMrH8)