viernes, 29 de junio de 2018

ENCAJANDO LAS PIEZAS (mi historia)

                  
La historia de mi pasado, de lo que me ha convertido en lo que soy ahora, está incompleta. Tengo lagunas sobre periodos de mi vida que están en blanco o sobre episodios puntuales que soy incapaz de recordar. Parte de esas lagunas tiene que ver con mis abusos sexuales infantiles (a partir de ahora ASI). 

He pasado gran parte de mi vida sin recordar que los había sufrido hasta hace menos de diez años, cuando yo tenía veinte. Lo único que viene a mi memoria cuando rememoro ese día es que me sentí tremendamente descolocada. Me preguntaba si era posible que lo que acababa de recordar fuera un abuso sexual y acto seguido intenté comprender (sin mucho éxito) qué significaba eso en mi vida. Creo que fue la primera vez que hice un repaso de la misma y comprendí que mi existencia hasta ese momento había sido muy distinta a lo que yo pensaba.

Porque lo curioso es que hasta ese momento yo estaba convencida de que era una persona feliz. Así se lo habría asegurado a cualquiera que me hubiera hecho esa pregunta. Era joven, tenía salud, unos padres que me querían, estaba estudiando, tenía pocos amigos pero buenos… ¿Qué más podía desear? La tristeza que me embargaba por épocas, mis crisis anímicas, el hecho de sentirme muchas veces como si mis emociones viajaran sobre una montaña rusa, mi apatía por los pequeños detalles de la vida… todo eso, creía yo, era fruto de que no sabía valorar lo que tenía ¿Qué otra explicación podía haber? Antes de recordar los abusos nunca se me habría ocurrido imaginar que había pasado por una experiencia similar pero que padecía amnesia traumática.

Y, sin embargo, es un tipo de amnesia muy común en víctimas y supervivientes de ASI. No significa que todos la suframos, pero sí un porcentaje importante de nosotros. Tengamos en cuenta que la violencia sexual en la infancia supone una conmoción enorme en la mente y el cuerpo del menor que la sufre, la vida tal como la conoce desaparece, sus esquemas dejan de tener sentido, y por eso necesita encontrar nuevos mecanismos que lo ayuden a sobrevivir o de lo contrario no podría soportarlo. Uno de esos mecanismos es la amnesia. Como ya he dicho puede ser que las víctimas no olviden ninguna de las agresiones sufridas, pero también puede ser que olviden sólo una parte de ellas o que su mente bloquee todos los recuerdos relacionados con los abusos. Esto último fue lo que me pasó a mí.

Aquel día a mis veinte años recordé un abuso sexual que sufrí a los diez años durante una excursión escolar. El agresor fue un desconocido que me masturbó por encima de la ropa y frotó su miembro contra mi entrepierna. Fue el primer abusador que vino a mi memoria pero no el único, porque posteriormente, con casi veinticinco, recordé haber sufrido ya abusos antes de los diez años. Desconozco cuántas veces lo hizo esa persona, ni la edad exacta que tenía yo cuando ocurrió, porque mis recuerdos son incompletos. Pero recuerdo que siendo una niña bastante pequeña (tal vez unos seis años) pensé que no podía decirle a ningún adulto que "esa persona" me estaba tocando la vulva porque si lo hacía quizás me regañarían a mí por permitirlo. También recuerdo sensaciones físicas, así como estar con mi madre y pensar que no quería que él volviera porque a lo mejor me hacía “eso”. Y “eso” eran abusos sexuales.

Recordar a ese primer agresor coincidió con un periodo de mi sanación en que avancé muy rápido, pero he de decir que desde que supe que había sido víctima de abusos sexuales infantiles algo en mi vida se rompió para no volver a ser igual. No obstante y en contra de lo que yo misma habría esperado, recuperar aquel recuerdo fue positivo para empezar a curar las secuelas que arrastraba.

Si hasta entonces había vivido a espaldas de mis propias agresiones, a partir de los veinte años empecé a buscar ayuda para superarlas. Primero me registré en un foro de internet para supervivientes de ASI, el cual recomiendo a cualquiera que se atreva a compartir sus vivencias sobre abusos sexuales a través de la red (Forogam.com). El hecho de que gran parte de los subapartados del foro sean privados –hay que haber escrito varios mensajes en los espacios públicos para poder ir accediendo paulatinamente a los que no lo son- me dio seguridad, y una vez me registré ya no hubo vuelta atrás. Conocí a otras personas que no sólo habían sentido lo mismo que yo en su infancia sino que podían entender a la perfección mis dudas e inseguridades en la edad adulta, porque ellas también las tenían. Varias de ellas están hoy día en mi vida, son amigas y seguimos apoyándonos de forma mutua, pero dejando eso aparte en aquel momento entrar en contacto con otros supervivientes me sirvió para romper mitos que yo misma tenía entorno al abuso sexual infantil, así como para plantearme que si esas personas compartían muchas de las actitudes y comportamientos que yo tenía y que siempre había considerado rarezas mías tal vez es que en realidad eran secuelas.

Considero que aquel fue el primero de los pasos que di. El segundo fue comenzar una terapia individual que aunque al final no fue definitiva (cambié de profesional años después al constatar que con mi primera terapeuta llevaba tiempo estancada y sin avanzar) me ayudó a demoler algunas creencias sobre mí de los más injustas y limitantes, porque la verdad es que en aquella época, como decía mi terapeuta, yo me hablaba muy mal a mí misma. Me sentía tan sucia e insignificante que cada error que cometía lo magnificaba y me vituperaba con crueldad, convencida de que eso era lo que me merecía. Llegué a terapia con la autoestima muy baja pero admito que el esfuerzo ha dado sus frutos, porque si me comparo con la persona que era a los veinte años percibo enseguida el cambio que he dado, un cambio que sin lugar a dudas ha sido positivo. Mi segunda terapeuta me ha ayudado mucho en ese camino, pero también es verdad que he trabajado duro para conseguir cada avance a pesar de que cuando comencé la aventura de mi sanación me creía inútil para lograrlo.

Sin embargo ahora, varios años después, me siento lo suficiente segura de mí misma para abrir este blog en internet. Es un proyecto que lleva tiempo en mi cabeza pero que nunca había puesto en marcha por miedo. No obstante en estos momentos de mi vida creo que puede ser positivo tanto para mí como para otras personas. Considero que no estoy curada al 100%, de hecho sigo yendo a terapia, participo en ForoGAM y asisto además a un grupo de ayuda mutua presencial. Continúo sin recordar muchas cosas sobre mis abusos y aún tengo secuelas que van y vienen por temporadas pero ahora tengo la certeza de que ni dominan ni dominarán mi vida en un futuro.

Hoy en día puedo decir que aunque tal vez siempre haya en mí alguna huella de las malas experiencias vividas en la infancia ya no me importa, porque he aprendido a ser feliz con ello. Se puede sobrevivir a un abuso sexual infantil, y aunque cada superviviente debe recorrer su propio camino, cometer sus propios errores y llorar sus propias lágrimas de acuerdo con sus circunstancias personales, mi experiencia es que la constancia y el trabajo continuo (además de dar con las personas y las herramientas adecuadas) pueden ser grandes aliados en esta lucha.

4 comentarios:

  1. Enhorabuena por el camino recorrido y mucho ánimo para este último que te queda!!!

    ¿Podrías explicar cómo te han ayudado a ti los grupos de ayuda mutua?

    Gracias de antemano por tu respuesta.

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    1. Hola Jardín,

      Mil gracias por tu aportación. Precisamente quiero hacer una entrada sobre ese tema, pero más adelante. Tengo muchas ideas y se me acumulan jejeje un beso y un abrazo.

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