martes, 12 de noviembre de 2019

LOS MENORES ABUSADOS SEXUALMENTE Y EL SISTEMA JUDICIAL




Desde que comencé a conocer las historias de otros supervivientes de abusos me llamó la atención especialmente aquellas cuyos protagonistas habían pasado por procesos judiciales, debido a lo traumático que había sido para ellos denunciar a sus agresores. Y es que he de decir que, aunque por supuesto también existe el trabajo bien hecho, entre denunciantes adultas conozco pocos casos en los que la víctima no haya sido revictimizada de una manera u otra. Asimismo, basta leer de forma asidua la prensa para encontrarnos con varias noticias sobre sentencias judiciales desgarradoras en casos de agresiones sexuales, malos tratos o abusos sexuales en la infancia.

Por ese motivo, desde que abrí el blog tenía ganas de escribir una entrada basada en los procesos judiciales cuando la denuncia es por abusos sexuales a un menor. Me interesaba informarme –e informaros- sobre el trato que reciben esos niños y niñas por parte de los adultos que llevan su caso desde que denuncian hasta que se dicta una condena firme, pues si, para los supervivientes adultos que conozco, ya era doloroso emocionalmente pasar por un juicio, no me podía imaginar lo que debe de ser para un menor de edad. El inconveniente era que no tengo experiencia en el ámbito judicial, por lo que tenía claro que necesitaba buscar asesoramiento. Escribir una entrada de este tipo requería entrar en contacto con un profesional del ámbito de la abogacía o la psicología que estuviera acostumbrado a tratar con menores víctimas de abusos cuyos casos hayan sido denunciados.

Y he de decir que esa persona me cayó del cielo, como quien dice: hace varios meses conocí a una psicóloga que ha trabajado durante años con víctimas ASI y agresores, acompañando en algunos casos a las primeras en el espinoso proceso de enfrentar un juicio. Esta profesional quiso dejar claro desde el principio de nuestra charla que su opinión está basada en el funcionamiento del sistema jurídico que conoce, que es el madrileño. A continuación, pues, os mostraré la transcripción de mi entrevista con ella.

Vuelvo a decir que no es mi intención -ni la suya- criminalizar a nadie, simplemente considero que por regla general en nuestra sociedad falta mucha información sobre esta lacra que son los abusos sexuales en la infancia, y que ese desconocimiento cuando se extiende a ámbitos como el judicial, puede provocar la revictimización de los menores agredidos. De hecho, la intención de esta entrevista no es otra que esa, remover consciencias. Aclarado esto, os dejo con la opinión de la profesional que, tan amablemente, se ha ofrecido a facilitarme su experiencia en el tema:

1. ¿Qué ocurre desde el momento en que un adulto acompaña a ese niño o niña a comisaría para denunciar que ha sufrido abusos sexuales?
Pues una vez interpuesta la denuncia en comisaría, normalmente se hace la entrevista al demandante adulto (es decir, a la persona que acompaña al menor), y, en algunos casos, también se le hacen preguntas sobre lo ocurrido al niño o niña víctima. Después se busca al denunciado, y como medida cautelar, normalmente ese día lo pasa en el calabozo, ¿Qué ocurre? Que para las víctimas eso es muy estresante, pues no olvidemos que en la mayoría de casos el agresor es una persona a la que el niño o niña quiere (recuerdo que el 80% de abusos sexuales en la infancia ocurren a manos de un familiar o persona cercana a la víctima), y para esos menores saber que si hablan su abusador dormirá una noche en el calabozo es doloroso, porque lo que más miedo les da es que esa persona vaya a la cárcel si ellos cuentan los abusos. 

Así que no sé realmente cuál sería la solución, pero creo que habría que buscar otra manera de evitar que el agresor pueda hacer daño a la víctima sin que esa noche la pase en el calabozo, porque es muy complicado de gestionar para los menores.

2. ¿Y qué viene después de ese primer paso?
Luego se hacen diligencias: entrevistas al supuesto agresor, a la madre de la víctima y a la misma víctima, de modo que los psicólogos forenses del juzgado hablan con el niño o niña abusado sexualmente. El problema que le veo es que un niño suele tardar varias sesiones en contar los abusos, y normalmente lo hace en un ambiente más tranquilo que un juzgado. Si en ese momento allí entra una persona esposada el menor lo ve, está expuesto al barullo que hay en esos sitios, ve a los policías trabajando… si todo esto ya sería estresante para un adulto, imagina para un niño. 

Además hay que tener en cuenta que la víctima va allí a explicar que una persona a la que quiere y en la que confiaba ha abusado sexualmente de él o de ella. Ese menor necesita un vínculo con el profesional que lo atiende, sobre todo si ha sido abusado durante mucho tiempo, ya que en ese caso más resistencia tendrá a hablar. Piensa que las víctimas menores de edad que vienen a mi consulta a veces me cuentan lo ocurrido el primer día de terapia, pero no es ni mucho menos lo habitual. El problema es que en los juzgados falta tiempo para crear un vínculo de confianza con el niño o niña que ha sufrido abusos y para que pueda contarlo.

3. ¿Y podrías explicarme cómo acostumbran a ser esas entrevistas de los psicólogos forenses con los menores víctimas?
Pues en la fase de instrucción previa se lleva a cabo la llamada prueba pre-constituida, aunque no siempre se hace. En ella tanto la parte del denunciante como la del denunciado tienen que estar presente, y se graba. El menor está en una sala con una psicóloga, y en otra sala a parte están el juez, el fiscal, el acusado… y están visualizando u oyendo lo que el niño dice. Normalmente la psicóloga le pregunta al menor detalles específicas sobre su vida cotidiana: la casa, la escuela… hasta que llega al abuso. Y eso sin conocerse de nada. No hay un vínculo previo entre esa profesional y ese menor. Además, el abogado y el fiscal tienen oportunidad de hacerle preguntas al niño o la niña llamando a la psicóloga, y luego ella se las transmite. Todo esto en una hora. 

Por otra parte también hay que pensar que los abogados no suelen tener la formación ni la empatía que podría tener un psicólogo. A veces los niños contestan preguntas que se han repetido mucho, cuentan detalles que ya han explicado antes y que para ellos son difíciles de contar…

4. ¿De qué forma afecta eso que me narras a los menores víctimas de abusos?
Para ellos es muy traumático pasar por un proceso así, sobre todo si son muy pequeños. No entienden qué está pasando. Cuando son un poco más mayores, tienen miedo de que no les crean. Es muy complejo para ellos. Por otra parte, el juicio a veces se puede convertir en una guerra entre el abogado defensor y el acusador, de forma que se deje de lado al menor. No ocurre siempre, depende de la profesionalidad de los abogados, pero en ocasiones lo he visto.

5. Claro, ¿Y cómo crees tú que se podrían mejorar las condiciones de un proceso judicial de este tipo para que las víctimas no sufran más de lo que ya han padecido?
Yo no creo que sea una mala praxis de los psicólogos forenses, el problema es que falta tiempo y formación. Piensa que durante todo el proceso el niño o la niña tiene que narrar los abusos al menos a cuatro personas: al adulto que pondrá la denuncia, al policía que la atiende, a un psicólogo privado (si la familia se lo puede pagar), y al psicólogo forense. Lo ideal sería que lo contara sólo una vez y que ese testimonio sirviera para el resto de profesionales.

Por otra parte, igual que existe un juzgado específico para violencia de género, deberían crear también un juzgado específico para abuso sexual en la infancia. Piensa que no todos los abogados o jueces entienden de ASI, pero todos pueden acceder a menores que han padecido abusos. Sería como si yo, que soy psicóloga, atiendo a un niño con Trastorno del Espectro Autista sin tener ningún conocimiento previo sobre autismo, sería una falta de profesionalidad. 

Por eso pienso que es muy importante regular este tema de alguna manera, y que el sistema judicial debería actualizarse. En resumen: la respuesta sería que es necesario que exista formación específica para abogados y jueces, que los psicólogos forenses dispongan de más tiempo para trabajar con los niños y niñas abusados, que la prueba pre-constituida se haga siempre y que el menor no tenga que contarlo tantas veces.

6. ¿Y por qué crees tú, como profesional en el tema, que todo esto aún no se ha hecho?
Porque hasta hace muy poco tiempo los niños no se consideraban sujetos con derechos. Hasta los años 40 del siglo pasado los menores eran propiedad de sus padres, ciudadanos de segunda. Eso, sumado a que el abuso sexual en la infancia sigue siendo un tema tabú, provoca que el nivel de secretismo sea muy alto. La gente normalmente no quiere oír hablar de este tema. 

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Y hasta aquí las palabras de esta psicóloga a la que agradezco mucho su tiempo y su dedicación, y de la que no pongo el nombre porque ella así lo ha preferido. Como comentaba antes, si esta entrada sirve para crear reflexión acerca de este tema, ya me doy por satisfecha. He de decir que en lo personal estoy muy de acuerdo con lo que comenta la entrevistada (lo digo en relación a su última respuesta y al tema de la formación para profesionales que puedan tratar con víctimas y/o supervivientes ASI), ya que creo que, si de verdad pretendemos que los niños y niñas puedan vivir su infancia de la forma más sana y menos traumática, necesitamos ser muy conscientes (sin obsesionarnos, una cosa es proteger y la otra sobreproteger) no sólo de los riesgos que les acechan, sino también de qué forma debemos actuar como sociedad en caso de que alguno de esos peligros se vuelva una realidad. 

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